16 de mayo de 2024

EN LA OPINIÓN DE ...

El 20 de julio es el día de la Independencia de Colombia, pues se considera que ese día fue fue el fin de la Nueva Granada y se dio el grito de independencia. Pero hoy quiero hablar de como todo comenzó por un florero: El florero de Llorente.

La primera vez que visité la Casa del Florero pensé que me encontraría con artes decorativas, pero no, también es el Museo de la Independencia de Colombia, la pregunta obvia es: por qué el florero.

En un podcast de Diana Uribe hablando de las celebraciones del 20 de Julio, narra que: “es la primera vez que nos pensamos como un posible país. Es la primera vez que nos pensamos políticamente, que tenemos una idea sobre nosotros mismos”. Si bien el 20 de julio se celebra el Día de la Independencia de Colombia, lo cierto es que los hechos ocurridos ese día de 1810, como la ola de levantamientos independentisas en américa, son parte de un proceso que empezó a gestarse a finales del siglo XVIII, con la Revolución de los Comuneros, y finalizó con la disolución de la Gran Colombia en 1830, según apunta el Ministerio de Cultura Colombiano.

Pero volvamos al florero, porque es el personaje principal de una anecdótica pelea que se ha adueñado históricamente del relato de la Independencia de Colombia, ya que se dice que la Independencia de Colombia se produjo por el préstamo de este objeto. El 20 de julio de 1810 fue un domingo, que era el día del mercado cuando la población se reunía en la plaza central de Santa Fe de Bogotá, hoy Plaza Bolivar.

En un contexto de agitación política, algunos líderes criollos, idearon una estrategia política para “provocar una limitada y transitoria perturbación del orden público, tomarse el poder y dar salida al descontento potencial que existía en Santafé contra la audiencia española”, dicen las notas del Archivo de Bogotá.

Así fue que Antonio Morales, quien era miembro del cabildo de Santafé y más adelante uno de precursores de la Independencia, propuso que se provocara una pelea con un destacado comerciante, el español José González Llorente, el cual vivía en la esquina de la plaza de Santa Fe y era uno de los más importantes de la ahora Bogotá. La idea era pedirle prestado un florero a González Llorente para decorar la mesa de un banquete en honor a Antonio Villavicencio, quien era el encomendado por la junta española para instaurar en la Nueva Granada una junta local. Los conspiradores anticiparon que Llorente no iba a prestar el Florero y se armó la revolución. “En el caso de una negativa”, dice el Archivo de Bogotá, “los hermanos Morales procederían a agredir al español”. Así que para garantizar el éxito del plan, en caso de que Llorente entregara el florero o se negara cortésmente, Francisco José de Caldas pasaría por el almacén y así Morales le reprocharía por usar la palabra a un “chapetón”, que significa enemigo de los americanos, y dar así comienzo al incidente.

Pero González Llorente hizo lo suyo y no lo prestó y efectivamente cumple su papel en el guión: no presta el florero y el episodio se vuelve la excusa que se estaba buscando… y en ese momento salieran Camilo Torres y Jorge Tadeo Lozano a dar el grito de independencia. Según relata Uribe en su podcast, la sublevación desencadenó la firma del Acta de Independencia de Santafé. Sin embargo, luego de ese día, si bien hubo un intento de república independiente, ese proyecto de país no logró consolidarse “por problemas internos y diferencias políticas” y solo hasta 1819 se gestó una batalla militar que finalmente consolidó la independencia, que es historia aparte sobre el 7 de agosto, el día de la Batalla de Boyacá.

Importantes son para la historia los objetos, también resulta curioso pensar en la procedencia del objeto que lo causó. Un simple florero, dirían algunos, pero es mucho más que eso. Con los estudios recientes del objeto, hoy reconocemos cómo la base del florero, o ramillete, es una pieza muy valiosa que hace pensar en cómo el señor Llorente se hizo con dicho adorno. Gracias a la labor de estudiosos y restauradores, se ha conocido que la pieza que reside en la Casa del Florero corresponde a una fina porcelana de estilo barroco que probablemente fue elaborada en el siglo XVIII en la Real Fábrica El Buen Retiro, que fue fundada en Madrid por Carlos III en 1759, que tuvo origen en el sur de Italia, más exactamente en Nápoles, pero que se trasladó a la península ibérica junto a artistas y operarios que llevaron consigo los moldes y materiales, y, que además, es reconocida por ser parte de un proyecto artístico reformista de los Borbones.

Lo que más destaca de dicha pieza es el sello real del Rey de España Carlos III de Borbón, así mismo, la descripción iconográfica de la Casa del Florero también destaca la corona real, en la que se ve una decoración minuciosa que insinúa las incrustaciones de piedras preciosas y en la base de la diadema unas hojas de acanto, que simbolizan la larga vida y la inmortalidad. La composición emblemática, detalla el museo, está rodeada por el Toisón de oro, una insignia que ha hecho parte de la heráldica nacional española al ser otorgada a todos los monarcas españoles desde 1504, esta consiste en un collar con eslabones azules y rojos entrelazados, y que finaliza con un cordero dorado. Adicionalmente, los materiales con los que está elaborada, como el pan de oro y el polvo de oro, hacen notar que era un objeto de estatus y ornamentación muy fina, por lo que no se sabe a ciencia cierta cómo un objeto tan valioso llegó a formar parte del escaparate del señor Llorente, y es aquí en donde la historia deduce que dicho adorno solo estaba exhibido y no a la venta, su valor es lo que probablemente es la razón que sustenta su negativa frente a la petición de los hermanos Morales.

Me fascinan las historias de los objetos, observé el florero por un largo tiempo, porque siento que existen objetos que además de su origen ó historia, pertecenen a la historia común, como el estandarte de Hidalgo o la tilma de Juan Diego. Saliendo del museo y preguntándome sobre la importancia del florero, decidí comprar unas flores, aunque importante es tener un florero para ponerlas, yo sólo quería seguir pensado que como el de Llorente los floreros pueden causar independencias.

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