Frankenstein o de la educación
A lo largo de mi vida como profesora de literatura, pocas veces me he sorprendido tanto con la lectura que un joven hace de algún texto, como en esta ocasión. La lectura ingenua que una niña de nueve años hacía de un clásico de la literatura inglesa despertó en mí la atención y curiosidad pedagógica. Al escuchar a esta sensible niña relatar la historia y señalar minuciosamente cada acontecimiento que tejía el argumento, ver en su rostro la expresión de sorpresa que delataba la admiración por lo que sucedía en la vida del protagonista, involuntariamente hicieron aflorar en mí el oficio que durante años he realizado con amor, interés y curiosidad, la docencia. A partir de aquel momento y durante días, ella y yo entablamos un diálogo sobre la historia de aquel ser creado a partir de miembros y órganos de cadáveres diversos.