La cultura de la violencia es un concepto muy amplio y profundo, proviene de la adquisición de comportamientos antisociales de una o varias personas que ejercen algún tipo de daño moral, psicológico o físico a otra persona, animal u objeto, o bien ejerciendo algún tipo de control, dominación o imposición.
Esta cultura de la violencia resulta de los múltiples aspectos que componen la realidad en la que vivimos. El entorno, la familia, los amigos, lo que vemos, escuchamos y percibimos forjarán en gran medida nuestro carácter y entendimiento de lo bueno y lo malo.
Según el estudio “Defunciones por homicidio de enero a junio de 2021”, develado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), señala que “de enero a junio de 2021 se registraron 16,972 homicidios en México. Es decir, una razón de 13 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional, tasa menor a la registrada para el mismo periodo de 2020.” Sin embargo, a pesar de la baja en homicidios, aún hay grandes retos que enfrentar en nuestro país.
La inseguridad sigue en las calles y la violencia han marcado la vida de las personas en México. Aún miles de mujeres mueren sin recibir justicia y los hombres deciden entregar sus vidas al crimen organizado, es necesario repensar por qué la cultura de la violencia en nuestro país sigue tan arraigada.
En este sentido, es necesario reflexionar que la violencia es un constructo social. Durante décadas las personas hemos convivido con la cultura de violencia, diariamente caminar por las calles implica encontrarte con un puesto de periódicos en donde a primera vista resaltan sus primeras planas con encabezados sarcásticos de hechos trágicos, acompañados de imágenes obscenas y violentas, mujeres semidesnudas y uno que otro título deportivo (deporte varonil claro está). Estamos acostumbrados a ver tantas notas rojas que nos hemos hecho insensibles ante las atrocidades ocasionadas por personas que no son más que el resultado de nuestra misma cultura.
Es así un círculo interminable, quizá no sea sólo la falta de acción del gobierno ante un sistema sobre demandado de seguridad, quizás no es sólo el ineficiente sistema de justicia lo que nos ha conducido a esta realidad. La violencia es el resultado de todo un arraigo cultural emanado de la falta de concientización de la misma sociedad, de la marginación de ciertos grupos, de la pobreza, la falta de oportunidades y de educación, siendo este último el factor más importante para poder cambiar nuestra cultura.
Nosotros, como sociedad debemos asumir nuestra responsabilidad porque debido a nuestro consumismo se producen narcoseries y narcocorridos, que enaltecen la figura del narcotraficante, la violencia, las drogas y el dinero, cosas que por supuesto solo existen en estas producciones. El repensar de nosotros y de nuestro pueblo podrá hacer la diferencia.
Cuando cambia la mentalidad de un pueblo, cambia todo.