23 de diciembre de 2024

EN LA OPINIÓN DE ...

El pasado 27 de marzo, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador visitó Iztapalapa, en compañía de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de gobierno de la CDMX, y de Clara Brugada Molina, alcaldesa en el territorio más densamente poblado de la capital del país. Está por demás decir que, en dicha visita, hubo un ambiente festivo.

No es para menos. El proyecto que de manera conjunta trabajaron el Gobierno de la Ciudad de México y la Alcaldía Iztapalapa conocido como UTOPÍA, es la condensación de una serie de valores y prácticas políticas que exhiben la preocupación y las acciones que Sheinbaum y Brugada han emprendido en pro de llevar hasta sus últimas consecuencias la premisa que AMLO pone en práctica desde que se convirtió en el líder indiscutible de la otrora oposición y hoy gobierno popular:

–“Por el bien de todos, primero los pobres”–

Decía el ya inmortal escritor Eduardo Galeano, que la utopía sirve para seguir andando. En esta pequeña frase, queda claro que lo que se busca con este proyecto es trabajar para transformar las múltiples realidades desiguales que por décadas han sufrido las personas habitantes de Iztapalapa, una alcaldía que enmarca profundas diferencias sociales.

Para transformar, se tuvo que conocer primero las necesidades prioritarias en materia de seguridad, salud, educación y cultura de la población. En este sentido, se podría pensar que quizá se trata de necesidades que poco resuelven y que incluso podrían parecer paliativas, sin embargo, garantizar el acceso a estos derechos denota un profundo conocimiento sobre las causas estructurales de la violencia, la inseguridad y las desigualdades.

Las UTOPÍAS son espacios destinados a que la población otrora olvidada, pueda tener acceso a actividades lúdicas, deportivas, educativas, culturales y comunitarias, en instalaciones de excelente calidad, en pro de restaurar las interacciones sociales devastadas por la vorágine neoliberal –eminentemente capitalista– porque tanto Sheinbaum como Brugada, entienden que las violencias estructurales orillan a las personas a tomar decisiones equivocadas que terminan por afectar a sus comunidades, a sus familias.

Este nuevo enfoque para atacar los problemas estructurales también manifiesta un compromiso social innegable, en donde las políticas públicas se diseñan para mejorar la calidad de vida de las personas en varios aspectos. De esto te pregunto a ti que me lees: ¿De verdad cuestionarías un inmueble y un programa social que te ofrece biblioteca, gimnasios, albercas, áreas verdes, auditorios, cursos, talleres, foros y de forma gratuita, que además de lo anterior, mejoran el espacio público?

Si tu respuesta es sí, sólo te comentaré que es necesario que reflexiones tus privilegios y las garantías que tienes para ejercer tus derechos con plenitud. Recuerda que no todas ni todos tenemos las mismas oportunidades que tú. Te lo digo respetuosamente.

Pero si tú cómo yo, te alegras y celebras que en una alcaldía tan compleja se hayan erigido 12 UTOPÍAS, para que la gente acceda a los servicios que ahí se ofrecen, déjame decirte que, aunque no te conozca, eres mi compañera o compañero de lucha. Nosotras y nosotros que además de reflexionar, militamos, reivindicamos con mucho orgullo el titánico trabajo que condensan estas instalaciones que nada tienen que envidiarle a deportivos y clubes privados. Poner a disposición de la gente este tipo de espacios también se torna en un discurso político no vacío, pues enuncia con contundencia que cuando se trabaja por la gente, eso que parecía un sueño, puede hacerse realidad y transformar los barrios, las colonias, las comunidades.

Por eso, la pregunta que AMLO le hizo a Brugada sobre el costo del uso de las UTOPÍAS no es proselitismo barato, ni propaganda vulgar: Es un mensaje a toda aquella persona que considera que se es ciudadano en función de las propiedades que poseemos, la colonia en que vivimos, el color de nuestra piel y ojos o nuestras preferencias políticas. Es un llamado de atención fuerte también para quienes están al frente de las administraciones en alcaldías, municipios y estados, porque se demuestra que sin corrupción y con un manejo responsable de los recursos públicos, se puede dignificar la vida de la gente, y hasta dignificar y resignificar el noble oficio de la política.

Enhorabuena, desde estos párrafos, felicito, admiro y respeto el enorme esfuerzo y el trabajo digno que encabezan AMLO, Sheinbaum y Brugada, por su ejemplo de que se puede hacer mucho con lo que se tiene, cuando la honestidad se vuelve el eje toral de la acción política y se pone al frente el interés común por encima del individual.

Sigamos andando entonces, hasta hacer de cada utopía, una realidad.

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