Divagario Cultural
Empeñado en conocer la obra literaria de Elena Poniatowska, recientemente me dispuse a leer Dos veces única, una biografía novelada que, para escribirla, Elena Poniatowska investigó a la familia, amigos y a gran parte del núcleo social de Guadalupe Marín Preciado, la protagonista. En algún lugar leí que Elena Poniatowska es “reportera antes que escritora”, y quien lo haya dicho tenía razón, pues en Dos veces única crea la perfecta combinación del reportaje con la escritura, entregándonos una estupenda biografía novelada que atrapa al lector desde la primera página.
Leer esta biografía novelada es como estar oyendo de viva voz a la misma Lupe Marín. Poniatowska hace acopio de documentos y varias entrevistas con las que ejecuta una espléndida combinación con la ficción que es propia de una novela. Sin embargo; mientras leía, me vi en aprietos al tener que distinguir entre la realidad y la ficción, pero sin duda la disfruté de principio a fin.
Guadalupe Marín quedo inmortalizada por Diego Rivera en algunas de sus obras. Ella aparece en el mural La Creación que está al interior del Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso; y también aparece en el mural Tierra Fecundada de la Capilla Riveriana en Chapingo. Diego Rivera también realizó un magnífico óleo donde retrata a una Lupe Marín en una postura que, además de reflejar un carácter imponente, también resaltan sus largas y toscas extremidades, sobre todo el gran tamaño de los dedos de sus manos. No me sorprende saber que una mujer con esas características no solo fue inmortalizada en los trazos de Rivera, sino que también varios de sus amigos artistas plásticos decidieron retratarla en diversas obras llegando a formar parte importante de la vida cultural y artística de México.
Dos veces única es un libro que retrata la vida de Guadalupe Marín, quien se casó dos veces en su vida; la primera vez con el muralista Diego Rivera, y la segunda con el químico, poeta y crítico literario Jorge Cuesta. La relación con ambos fue tormentosa, hoy diríamos que fue una relación sumamente tóxica, pues a ambos les fastidio la vida, sobre todo a Jorge Cuesta.
Pero no sólo fueron complicadas sus relaciones maritales; también la relación que tuvo con sus tres hijos. Con Diego Rivera tuvo dos hijas, Guadalupe y Ruth Rivera Marín; y con Jorge Cuesta procreó a Antonio Cuesta Marín. A lo largo de casi toda la novela encontramos constantemente a una Lupe Marín que poco tuvo de maternal e incluso podríamos decir a una madre tremendamente cruel con sus hijos, evidenciando una ausencia de cariño hacia ellos, cuya actitud les propició una infancia tomentosa a los tres, pero sobre todo a Guadalupe y a su hijo Antonio a quien despreció desde su nacimiento.
Otra faceta que vemos reflejada en esta novela es la vida social que Lupe Marín tuvo con varios artistas e intelectuales de su tiempo, con quienes aprendió a desenvolverse de una manera extrovertida sacando provecho de la fama que en ese entonces ya había adquirido Diego Rivera, quien ya era mundialmente reconocido. Aunque estuvo muy poco tiempo casada con Diego y con Jorge, no hay duda de que su relación con ambos la puso en la mirada de los intelectuales de la época; no obstante, algo tenía ella que la llevó a ser recordada, incluso hasta hoy día.
Existieron dos libros que ella escribió, uno de ellos se titula La Única, un libro que podría ser su autobiografía, donde destaca la vida que llevó a lado de sus dos maridos, dejando muy mal parado a Jorge Cuesta. Tal parece que el ánimo de escribir su libro fue el gran resentimiento que sentía hacía Cuesta. Por cierto, de este libro Poniatowska retoma gran parte de él para su novela.
Guadalupe Marín fue una mujer que disfrutaba ir al mercado para escoger frutas, verduras y carnes para luego llevarlas a casa y preparar exquisitas comidas; fue una mujer de relaciones amorosas tormentosas; una madre caprichosa e impositiva que llegó a transmitir esa temeridad a sus nietos. Fue una mujer de carácter bastante cruel a quien se le podía querer u odiar, pero nunca causó indiferencia de quienes la rodeaban, ella siempre se supo única.