En las últimas décadas, hemos sido testigos de un problema que cada día se agudiza más, me refiero a la escasez de agua. La ONU, ha señalado que en el mundo, 3 de cada 10 personas no tienen acceso a un servicio de agua potable seguro; asimismo, 06 de cada 10 personas, no cuentan con acceso a instalaciones de saneamiento; es decir, este grave problema afecta a más del 40% de la población mundial. La pandemia por el virus SARS-COV2 (COVID 19), dejó de manifiesto la verdadera gravedad de la falta de agua potable y de saneamiento, toda vez que mucha gente alrededor del mundo murió por no contar con una adecuada higiene y aseo, así como no tener acceso oportuno al líquido.
Existen diversas causas por las que el problema de la falta de agua para consumo humano se agudiza, entre las que encontramos principalmente el calentamiento global, la tala acelerada y desmedida de árboles en bosques y selvas principalmente, la actividad industrial, el consumo desmedido para la actividad humana, así como para el uso en actividades agrícolas y ganaderas.
De acuerdo a lo señalado por Naciones Unidas, el exponencial de crecimiento demográfico es de consideración, ya que se prevé que la población mundial aumente aproximadamente 2,000 millones de personas en los próximos 30 años, pasando a los 9,700 millones para 2050; lo cual trae como consecuencia el aumento en el consumo de agua para actividades primarias.
Mucho ha sido el esfuerzo de diversos sectores para atender este problema, tal es el caso de las Naciones Unidas, misma que en el mes de julio de 2010, a través de su Asamblea General, emitió la resolución 64/292, en la cual se reconoció que el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos, por lo que exhortó a los Estados y las organizaciones internacionales a que proporcionen recursos financieros y propicien el aumento de la capacidad y la transferencia de tecnología por medio de la asistencia y la cooperación internacionales, a fin de intensificar los esfuerzos por proporcionar a toda la población un acceso económico al agua potable y el saneamiento.
En México, la falta de agua para consumo humano es una realidad, lo que hace más de 40 años se veía imposible de que pasara, hoy es un problema latente. No es novedad que en diversos Estados del país, se presente el problema de la falta del vital líquido; los Estados del norte son los que resultan más afectados, debido a la falta de lluvia en ciertas zonas, lo cual conlleva a que las presas operen muy por debajo de su capacidad. En los últimos meses hemos sido testigos que en el Estado de Nuevo León, la gente está sin agua potable, a tal grado que en el mes de febrero se decretó este problema como emergencia y en el mes de marzo se activó el programa “Agua para todos NL 2022”, el cual consiste en dividir el Estado en 7 regiones, mismas que un día a la semana sufrirán una considerable reducción en la presión de agua.
Cada día le cuesta más a las y los mexicanos adquirir el vital líquido, por lo que se hace un llamado a las autoridades para que se realicen una revisión minuciosa respecto a los contratos y concesiones otorgados en otras administraciones a las grandes empresas que explotan, usan y aprovechan el agua; éstas para garantizar en primer lugar agua para todas y todos; asimismo, para exigir y comprobar que estas empresas paguen lo justo por el vital líquido.
Se tiene que invertir en infraestructura hídrica, así como también en la reparación del sistema aguas nacional, el cual en algunas partes del país, tiene más de 50 años de vida y cuentan con daños de consideración.
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El gobierno mexicano, a través de una reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el 08 de febrero de 2012; estableció como Derecho Humano, el acceso al agua y al saneamiento, dicho precepto versa:
Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines.
Los tres niveles de gobierno Federal, Estatal y Municipal, deberán trabajar de manera conjunta, para establecer políticas públicas con orientación a resultados eficaces, que permitan atender de raíz el problema, garantizando el derecho humano al acceso al agua potable.
Finalmente, este párrafo lo dejaré a la reflexión, toda vez que debemos comprender que la solución no es intentar apagar el fuego con más fuego; como se propone con la invención de métodos de desalinización del agua del mar, con lo cual, sin ser un experto, puedo adelantar que traerá más problemas ambientales de mayor intensidad de los que ahora somos testigos.
Tenemos que ser conscientes de que mientras no entendamos como sociedad la importancia de cuidar este vital líquido, no les enseñemos a las futuras generaciones que este recurso natural sí se puede extinguir, no lograremos su conservación. No podemos ver al agua como una mercancía, porque no es así; es un recurso natural necesario para la sobrevivencia de vida en el planeta. Si no hacemos algo por perpetuar este líquido, estamos condenados a padecer enfermedades, conflictos entre ciudadanos y sin ser aguafiestas, conflictos militares internaciones o lo más grave, la extinción de la raza humana.
Cuidemos, defendamos y garanticemos el Derecho Humano al acceso al agua potable y de saneamiento para las y los mexicanos.