19 de octubre de 2024

EN LA OPINIÓN DE ...

El pasado 12 de junio, morena comenzó con las labores de movilización de la militancia para los comicios en los que se renovarán las gubernaturas de Coahuila y el Estado de México en 2023, así como de los comicios federales de 2024. Se trató de un mitin con un llamado a la unidad, en el que convergieron desde la dirigencia del partido, diputados federales, senadores, gobernadores y hasta secretarios de Estado.

Puede entenderse la euforia del momento, sobre todo por el reciente triunfo de morena en cuatro de los seis estados que renovarán gobiernos este año. Sin embargo, para algunos, dicho evento no resulta más que bochornoso. En principio, por lo prematuro del momento, pues a un año de distancia para renovar las últimas gubernaturas, no hace mucho sentido convocar para este propósito.

Como segundo punto, no se sienten genuinas las presencias de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, del Secretario de Relaciones Exteriores, ni del Secretario de Gobernación. Podrían serlo desde luego, si no supiéramos ya todos, sus claras intenciones de buscar la presidencia de México en 2024. Por supuesto, al ser miembros activos y protagonistas dentro del movimiento es desde luego, coherente tener su presencia, pero no cuando parece que se encuentran ya en una campaña eliminatoria para la candidatura presidencial de morena.

La sucesión presidencial se siente anticipada y precipitada. Fue el presidente López Obrador quién exactamente hace un año dio el banderazo de salida, lo cual desde mi punto de vista no me parece lo mejor, puesto que se siente ya una atmósfera en la que tenemos que buscar y pensar en lo que viene, cuando el presidente López Obrador sigue todavía consumando el proyecto de transformación.

A simple vista hay elementos que no son correctos dentro de las buenas prácticas de la política (no hay que confundir con la buena praxis política, pues dicho término tiene otra connotación). Consignas, pancartas, banderas, etc. parecía una competencia para demostrar quién tenía más respaldo en dicho evento, es decir, una especie de campaña interna, tanto de los candidatos a la gubernatura del Estado de México, como también por parte de los aspirantes presidenciales.

No se puede atribuir toda la culpa a los aspirantes, que en realidad fueron los protagonistas de dicho llamado a la unidad. Desde luego, los simpatizantes y la militancia del partido son los principales responsables de tomar las riendas de la dinámica interna que el partido desempeña. Pareciera que se tienen tres precandidatos ya definidos en cuanto se trata de la gubernatura del Estado de México, al igual que para la Presidencia de la República. Pero es importante destacar el grave giro que puede desatar este contexto, pues se está tornando una situación que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador ha señalado; “no importa el cargo, si no el encargo”, “no se trata de puestos, se trata de las causas del movimiento”.

Si bien, es normal y aceptable tener simpatía hacia determinado perfil, es importante hacer una reflexión y recordar que la esencia del movimiento, que da vida al partido, fue desde un inicio que los actores principales dentro del movimiento son las causas que este defiende y un proyecto de nación transformador. Debe comprenderse que independientemente de las aspiraciones personales que alguien más pueda tener, lo primordial es continuar con el proyecto de la 4ta Transformación.

No es sana tampoco la exclusión dentro del partido, y me permito retomar algo que ya señalé con anterioridad en esta misma columna; el evento no debió tornarse como un tipo de inicio de campaña eliminatoria, pero, aun así, así fue. En ese sentido, la convocatoria debió ser abierta a todos los liderazgos del partido, pues todos son importantes y han contribuido a la consolidación del partido y del proyecto de nación. No fue así, no se hizo un llamado a todos los liderazgos dentro del movimiento.

Es necesario no pasar esto como desapercibido, pues morena, a diferencia del resto de partidos, se destaca y enriquece de su diversidad y pluralidad. Bien lo señala el presidente López Obrador, en morena convergen mexicanos de todas las clases sociales, de todas las religiones, librepensadores, jóvenes, mujeres, miembros de la comunidad LGBTQ+, miembros de los pueblos originarios, intelectuales, etc.

Comienzan a observarse ya las primeras disidencias y descalificaciones dentro de los simpatizantes y militantes de morena. Ante esto, no podemos convertirnos solo en espectadores de este pésimo fenómeno. De seguir así, no pongo en duda que al final la unidad y cohesión dentro del partido imperarán, pero a largo plazo, si olvidamos que no se trata de individuos sino de las causas, y, sobre todo, no de intereses personales, el partido podría estar en riesgo de convertirse en un ejemplo que ya conocemos, el partido amarillo con un sol azteca en el centro, un partido con nobles defensas que se desvirtuó hasta lo irreconocible.

La diferencia de ahora radica en que dicho ejemplo no tenía antecedentes en su momento, ahora los tenemos y conocemos los errores que no deben repetirse. En tanto, la política, al igual que muchos otros principios, requiere de prudencia. Entendamos y actuemos de acuerdo con los tiempos, y como coloquialmente se dice: no hagamos cosas buenas que parezcan malas, o como alguna vez dijo Tomás de Aquino:

La prudencia es la virtud más necesaria para la vida humana. Efectivamente, vivir bien consiste en obrar bien, pero para que uno obre bien no solo se requiere la obra que se hace, sino también el modo de hacerla, esto es, que obre conforme a recta elección, y no por impulso o pasión.”

Fotos: Cortesías

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