Lo ocurrido ayer en la Cámara de Diputados Federal me parece, era de esperarse. La oposición descabezada e inmersa en la desesperación por no poder movilizar como otrora lo hacían, respondió como era lógico desde su perspectiva de ese México que creen que vivimos todas y todos. Una derecha obtusa y sin una propuesta firme y posible en materia política fue la que, de nueva cuenta, dio una muestra muy clara de los intereses que defienden, y su enorme desdén por el pueblo al que representan.

La oligarquía –nacional y extranjera– que sigue aferrada a los puestos de poder político que mantienen fue quien ayer dirigió a los grupos parlamentarios que forman parte de lo que a todas luces es una maltrecha Alianza soportada por dos polines en riesgo de colapso; el PRD, que con toda posibilidad perderá su registro como partido político para pasar a ser una fuerza política, y un PAN en riesgo de perder su registro como partido político con presencia nacional.

El PRI, por su parte, ayer mostró una faceta que, si me lo permiten, es la más lastimera y vergonzosa que se le ha visto en los últimos 2 sexenios. No es normal ver al partido responsable del vetusto sistema político en México, con una hegemonía consolidada a través de organizaciones gremiales y otras tácticas clientelares y corporativistas, y que se asumía como instituto político responsable de grandes progresos en materia de protección de recursos y potencial industrial como lo fue la Expropiación Petrolera con el General Cárdenas del Río, o con la Nacionalización de la Industria Eléctrica con el Lic. López Mateos, subordinado a las pugnas y consignas del PAN y el PRD.

Por su lado, Movimiento Ciudadano hizo alarde de su papel como fuerza legislativa mediadora, ajustándose a los intereses de su dirigencia con respecto a las posibilidades en la elección federal de 2024, y decantándose por apoyar esas consignas y alaridos de esa derecha que hoy luce francamente derrotada en muchos aspectos. Pareciera que Dante Delgado tiene claro que luego de la desaparición del PRD, su papel será asumir ese vergonzoso papel de aliarse con la ultraderecha y un falso centro tan reaccionario como el panismo. En esto, ojalá me equivoque.

MORENA, en su papel de fuerza mayoritaria, tampoco pudo ser clara con la mayoría de sus representantes, y aludo a las y los oradores que en tribuna, no pudieron aterrizar algunas de las ideas fundamentales de la reforma propuesta por AMLO. Pero eso era lo de menos. Lo que el partido movimiento calculó fue la derrota por no alcanzar la mayoría calificada que requiere una reforma constitucional del calado de lo que se discutió ayer.

El presidente de la República, desde su posición, calculó todo lo ocurrido ayer, pues es claro que el derrotero de la estrategia fue justamente exponer a las fuerzas políticas dispuestas a doblegarse ante empresas energéticas transnacionales, sin miramientos, sin reflexionar las profundas implicaciones que tiene el no garantizar la seguridad energética, científica e industrial de México, y dejar que se quitaran las máscaras ante un electorados que mantiene la esperanza de ese interés nacionalista que caracterizó al PRI de antaño, y ese PRD combativo que construyeron enromes liderazgos como el de Cuauhtémoc Cárdenas o Heberto Castillo.

La mayoría simple fue la apuesta para poder pasar el plan B. La reforma Minera, para garantizar que el uso del Litio, elemento químico estratégico que es nuestra esperanza como civilización para contrarrestar los efectos del cambio climático, sea explotado por el Estado, y se vele por el desarrollo científico y tecnológico que detonara un proceso de transición energética más sólido y seguro, fuera de los intereses privados que sólo buscan lucrar.

Pero se debe reconocer preocupante el actuar de la Alianza, porque una oposición así de descompuesta no se ha dado ni cuenta que más allá de quedar bien con sus jefes empresarios, perderán en las urnas el poco apoyo legítimo de sus militancias, aquellas que crecieron bajo la idea de un nacionalismo revolucionario. Se olvidaron por completo de esa base que sí creyó en los proyectos de protección de los recursos naturales y del potencial industrial, comercial, científico y tecnológico con esa votación de 2013, con el Pacto por México.

La alianza Va por México, sin rumbo, pero bien seguros y orgullosos de sus victorias pírricas, muestran con su comportamiento legislativo, que, para ellas y ellos lo que importa es estar en contra del presidente por su clasismo y un profundo rechazo a todo aquello que ponga en riesgo sus estilos de vida.

Y ahora, MORENA se enfrenta a un reto mayúsculo; se debe capitalizar los triunfos obtenidos con las consultas de juicio contra expresidentes y el referéndum revocatorio, además de generar procesos de movilización cada vez más organizados y encausados a apuntalar este tren ya encarrerado llamada 4T.

Mientras tanto, la aprobación de la Ley Minera es otro paso firme en pro de garantizar la defensa de nuestra nación frente a los duros embates de los intereses económicos transnacionales y de sus fieles soldados, que hoy por hoy, insisto, pese a sus pírricos triunfos, siguen significando un riesgo para la estabilidad y el avance del proyecto político que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.

No vemos cómo mínimos a nuestros adversarios, y agradecemos su papel ayer, porque dejan abierta la puerta y todas las ventanas para poder obtener otros 6 triunfos importantes en las gobernaturas que se disputan este año.

Es la hora del pueblo organizado, y en las urnas, el juicio de la historia del que habló nuestro compañero Andrés Manuel, volverá a ponernos a todas y a todos en nuestro sitio.