El proceso interno para la renovación de los consejos estatales y nacional,  así como las dirigencias estatales y la nacional al interior de Morena ha iniciado este 1 de julio; durante 15 días las y los aspirantes a ser consejeros distritales se podrán registrar para poder ser votados en las asambleas que se celebraran en los 300 distritos federales electorales el próximo 30 y 31 de julio.

En manos de estas consejeras y consejeros estatales estará el destino de las dirigencias de morena en los estados de la República, y el consejo, es el mayor órgano de toma de decisiones del partido (o al menos así lo es en los estatutos de Morena), pero la responsabilidad de quienes resulten electos en estas asambleas, que realmente serán mesas de votación va más allá de sus asambleas estatales, ya que también serán electos como delegadas y delegados a la convención nacional de Morena.

Esta convención nacional se llevará a cabo en el mes de septiembre y serán dos días de arduo trabajo partidario, el primer día las y los delegados tendrán la obligación de elegir a quienes serán consejeros y consejeras nacionales y en sus manos estará una decisión muy importante para Morena.

En esta asamblea nacional se definirá el método de selección para definir quien será el candidato de Morena para suceder al Presidente López Obrador; hasta hoy el método de selección ha sido la encuesta, lo cual ha dejado muchos heridos en el camino y es una opción que no abona a la vida democrática de un partido, cuyo eje rector es la vía democrática, pero ese es tema para otra columna…

Es bien importante que este proceso democrático al que se esta abriendo Morena no sea tocado por intereses más allá de la renovación de las dirigencias, muchos militantes que hoy fungen como servidores públicos quieren apropiarse del partido, como si fuera de ellos; pues se equivocan, Morena es del pueblo de México y como militantes de este movimiento debemos recordar que uno de los principios dictados por nuestro Presidente es el de no enturbiar los procesos y esto va más allá, gracias a la cuarta transformación el uso de programas sociales con fines electorales es ya un delito grave.

Estemos atentos entonces a este importante proceso de renovación.

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