Como parte de la estrategia de colaboración entre el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, el próximo domingo 4 de septiembre a las 16 horas el cantante y compositor británico Jarvis Cocker ahondará en detalles de su libro Pop bueno, pop malo (Sexto Piso, 2022), en el que hace una defensa de la cultura y música popular.
En su conversación con el locutor Rulo en el Museo de la Ciudad, el líder de la legendaria banda de britpop Pulp hablará sobre aspectos de su vida personal y de su carrera musical, pasando por sus años de adolescencia, gustos musicales, aversiones, momentos de gloria, frustraciones, enseñanzas para su hijo y reflexiones en torno a la cultura popular.
Para el de Sheffield, Inglaterra, dice mucho de una sociedad que una cultura revela más acerca de sí misma a través de los objetos que tira que de los artefactos que supuestamente reverencia. El sexo, el porno, la moda, las familias disfuncionales, una vieja radio multibanda, los programas de comedia, las canciones pop, Vaselina, entran todos en una licuadora que da como resultado un platillo instrospectivo sobre la vida contemporánea.
Como férreo defensor de la cultura pop, el autor responde a sus detractores a partir de la educación sentimental que recibió en viejas canciones de la radio como “O Superman”, de Laurie Anderson: “Si algo tan extraño y radical podía ser un éxito en los listados, entonces significaba que el pop era una influencia positiva: ideas nuevas y desafiantes podían entrar a la cultura mainstream si suficientes personas decidían comprar sus discos y llevarlas ahí. El pop podía expandir (y volar) mentes”.
Y añade: “Si un disco era un éxito o no lo determinaba la gente. Las disqueras podían «empujar» un sencillo tanto como quisieran, pero la decisión final descansaba con la población general. O lo comprabas o no lo comprabas. Esa era la magia del pop: no podía predecirse. Un éxito tenía que tener ese «algo» misterioso que se alojaba en la imaginación popular”.
A través de realizar un inventario entre los objetos que guardó en un desván olvidado, Cocker hace un ejercicio de memoria sobre lo valioso y lo desechable, pero sobre todo, lo digno de ser enmarcado en una biografía. Lo mismo apuntes sobre su código de vestimenta en la época de Pulp, cuadernos de ejercicios escolares, chicles cerrados, que corbatas anticuadas y pensamientos en torno a lo nuevo, Jarvis reflexiona sobre todo acerca de sus deseos de transformar la vida a través de lo popular.
El motivo del desván acompaña las digresiones del autor, quien avanza del pasado al futuro con frecuencia: “La primera vez que asomé mi cabeza por aquí, descubrí muy rápidamente que era un espacio sin ton ni son. Sé que debe haber algunos objetos útiles o interesantes. Algunos se remontan a mi infancia, pero no hay forma de acceder a ellos”.
De alguna forma, la autoexaminación de Cocker se extiende a las y los lectores: “Se podría pensar en este desván como una manifestación de la forma en que un ser humano moderno acumula cosas de manera casi inconsciente. O se podría pensar como un bote de basura que jamás se vació”.
En algún pasaje, el líder de Pulp reflexiona sobre la caída en desgracia del punk, música y actitud que influenciaron a la banda en la década de 1970 y que, vía la mercantilización y cooptación por parte de la industria, se ha integrado a los discursos que refuerzan el status quo. Cocker señala: “Es un problema de la modernidad: la forma en que se vacía de vida a las cosas mediante la repetición y la asimilación en el mainstream”.
En sus páginas, el lector es testigo de la evolución de un Jarvis ingenuo a otro que tiene grandes aspiraciones: “El punk sucedió en un momento muy importante para mí: apenas entraba a la adolescencia. Desde los siete años quería estar en un grupo, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Me parecía tan realista como mi otra ambición infantil.”
Como todo experimento ensayístico y autobiográfico, Pop bueno, pop malo ahonda en los dilemas de la identidad. Para Jarvis, ser diferente y tener un sonido propio estuvo vinculado de manera muy directa de esa sana actitud punk: “Me salvó de una vida de aprender el estilo finger-picking. Me mostró otra forma. Otro mundo. Un mundo de bailar y reír”.
En sus poco más de 350 páginas, el hombre de 58 años escudriña en sus defectos y en los aspectos que le causaban vergüenza cuando niño, como su nombre poco común y chistoso (“recuerdo haber acudido a un fin de semana de acampada de los Club Scouts y decirle al scoutmaster que me llamaba John”), la ropa anticuada que le compraban sus padres y su idolatría a la cultura popular.
Mientras decide qué guardar y qué tirar, el también multiinstrumentista elige en qué lugar se encuentra respecto a la sociedad a través de los objetos que salva de la basura. Por ejemplo, de unas obsoletas mancuernillas de medio centavo considera que se alejan del lujo: “[Son] un símbolo de la «falta de estatus». Una pequeña rebelión frente a los valores del mundo «normal» contra el que ahora había decidido que estaría”.
“Chucherías”, “vertederos mentales” “archivos” “proceso de autoexcavación” e “inventario” son algunos de los adjetivos con los que Cocker describe con fascinación pasado. A menudo desentraña comentarios sobre su banda, como el origen del nombre: “He contado a menudo la historia de que estaba en una clase de economía en la escuela cuando nos dieron un ejemplar del Financial Times y mi ojo se fijó en el término «Arabicus Pulp» (pulpa arábica) en la sección de materias primer del periódico”.
Pop bueno, pop malo sucede a Mother, Brother, Lover (2011), libro recopilatorio de las mejores letras de canciones de Cocker, presentadas y comentadas por él mismo. En el nuevo título abunda, entre otras cosas, en la función que tienen la cultura y música pop en la evolución de las sociedades, pero también, cuando se usan tramposamente por la industria y la política a manera de manipulación. “El pop era empoderamiento”, dice, “fue hecho para satisfacer deseos primitivos”.
Cocker es mundialmente conocido como referente del britpop y líder de la banda Pulp desde finales de los 70, pero que alcanzó su mayor reconocimiento a mediados de los 90 con los discos His ‘n’ Hers y Different Class, en donde se incluyen los éxitos “Babies”, “Do You Remember The First Time?”, “Common People” y “Disco 2000”. A estos álbumes les seguiría un par de trabajos en donde Pulp alcanzaría su madurez musical: This Is Hardcore y We Love Life.
La conversación del 4 de septiembre es parte del Hay Festival, evento literario y cultural que reúne a escritores y lectores para compartir historias e ideas en eventos sostenibles. Desde hace 35 años se celebra en la localidad galesa de Hay-on-Wye, famosa por sus numerosas librerías. En 2006, se internacionalizó al celebrarse en diferentes ciudades y países del mundo, incluyendo Cartagena de Indias, Medellín y Jericó (Colombia), Segovia (España), Querétaro (México) y Arequipa (Perú).
En su edición mexicana tendrá lugar del 1 al 4 de septiembre en Querétaro, con la participación de otros escritores y personalidades como Tawakkol Karman, Wole Soyinka, Paul Muldoon, Felipe Restrepo Pombo, Alma Guillermoprieto y Rosa Montero, entre muchos otros.
La presentación de Jarvis Cocker en el Museo de la Ciudad de México se realiza gracias a la colaboración de la Secretaría de Cultura capitalina con el Hay Festival, y con la que se reitera el compromiso de acercar a la ciudadanía a todo tipo de expresiones culturales.
El Museo de la Ciudad de México está ubicado en José María Pino Suárez 30, colonia Centro, en la alcaldía Cuauhtémoc; la actividad será en inglés y con un aforo limitado previo registro.
La conversación también será transmitida en vivo a través de las redes sociales de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México (https://www.facebook.com/Cultura.Ciudad.de.Mexico), Hay Festival (https://www.facebook.com/hayfestival) y Editorial Sexto Piso (https://www.facebook.com/editorialsextopiso).
Las actividades de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México se pueden conocer en su página oficial (https://cultura.cdmx.gob.mx/), en la Cartelera Cultural de la Ciudad de México y a través de sus redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
Sobre Hay Festival Es una celebración internacional de las artes y las ciencias que se celebra anualmente durante los últimos 35 años en Hay-on-Wye, una pequeña localidad en el corazón de Gales famosa por sus numerosas librerías.
En 2006, el Hay Festival creció y comenzó a celebrar festivales internacionales en diferentes países de todo el mundo, incluyendo Hay Festival Cartagena de Indias, Medellín y Jericó (Colombia), Hay Festival Segovia (España), Hay Festival Querétaro (México) y Hay Festival Arequipa (Perú). Hay Festival organiza encuentros “39” de escritores emergentes con ediciones internacionales en Bogotá (2007), Beirut (2010), Port Harcourt (Nigeria 2014), México (2015), Aarhus (Dinamarca, 2017) y Bogotá39 en Bogotá (2017), donde se selecciona y promueve a 39 escritores menores de 40 años.
El festival fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2020. A raíz de la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19, en 2020 Hay Festival Gales y el Hay Festival Digital Querétaro se celebraron de manera 100% virtual y gratuita, así como el Hay Festival Digital Arequipa o el Hay Festival Digital Colombia, en 2021. El Hay Festival Europa28 en Rijeka, Croacia y el Hay Festival Segovia se realizaron en formato híbrido. Hasta la fecha, el Hay Festival ha lanzado cuatro temporadas de Imagina el Mundo, una serie de charlas digitales con algunas de las mentes más brillantes del planeta para pensar el mundo después del coronavirus.
Fuente: Jefatura de Gobierno / Foto: Cortesia